Sabotaje de los métodos anticonceptivos

Se llama coerción reproductiva y puede ser más común de lo que crees.

Por la Dra. Liz Miller, MD, PhD, Jefa de Medicina Adolescente en el Children’s Hospital of Pittsburgh of UPMC (Hospital de niños de Pittsburgh de UPMC).

Cerca de doce años atrás, trabajaba como médico en una clínica de California. Se acercó una joven y pidió una prueba de embarazo. Su prueba dio negativa. Le pregunté si quería quedar embarazada: “no”. ¿Estaba usando anticonceptivos? “No”.

Suponiendo que no sabía cómo prevenir un embarazo no deseado, saqué mi hermoso folleto ilustrado sobre las opciones anticonceptivas y describí cada método. Le pregunté si se sentía segura en su relación y encogiéndose de hombros, dijo “sí”. Le pregunté si su novio usaba condones; volvió a encogerse de hombros y dijo: “a veces”. Le entregué una bolsa de papel madera llena de condones y la animé a que volviera “una vez que decidas cuál anticonceptivo funcionaría mejor para ti”.

Dos semanas después, esa misma joven estaba en la sala de emergencia del hospital con un traumatismo craneal severo por haber sido empujada por las escaleras por su novio. Pasé completamente por alto que estaba en una relación abusiva: una en la que su novio la obligaba a tener sexo, se negaba a usar condones y le impedía usar anticonceptivos. Durante los últimos diez años dediqué mi trabajo a entender qué pude haber hecho diferente para ayudar a esa joven.

El abuso es perjudicial para la salud de la mujer, y no solo en el sentido obvio.

En EE.UU., aproximadamente una mujer de cada cuatro ha experimentado violencia en una relación en cierto momento de su vida. Las relaciones abusivas pueden incluir violencia física, amenazas, insultos u otros abusos verbales y ha quedado demostrado una y otra vez que esto trae consecuencias negativas para la salud de una mujer. Comparado con mujeres que no están en relaciones abusivas, aquellas que sí lo están tienen índices más altos de lesiones físicas, discapacidad, depresión, ideas de suicidio, embarazo accidental e infecciones de transmisión sexual (ITS).

Durante mucho tiempo, los médicos creyeron que estas mujeres tenían índices más altos de embarazo accidental porque sus parejas las obligaban a tener sexo, infundiéndoles miedo a decir no o complicando cualquier acuerdo para usar un condón u otro anticonceptivo. Actualmente los estudios demuestran que también hay otras causas. Una muy importante es el sabotaje del control de la natalidad, que incluye cualquier intento de sabotear el uso de anticonceptivos por parte de otra persona: quitarse o romper intencionalmente los condones durante el sexo, interferir en el uso de píldoras anticonceptivas, o retirar un anillo o incluso un DIU.

Las mujeres también han informado sobre el uso de amenazas por parte de sus parejas hombres con el propósito de presionarlas para quedar embarazadas, inclusive la amenaza de abandonarlas a menos que queden embarazadas. Una vez embarazadas, las mujeres informaron que estos hombres intentaban controlar el embarazo. Algunas parejas intentan evitar que una mujer busque el aborto o por el contrario, pretenden obligarla a abortar, cuando ella no está convencida. En conjunto, todas estas formas de abuso se llaman “coerción reproductiva”.

¿Qué tan común es esto?

Actualmente, los investigadores trabajan para determinar cuántas mujeres han experimentado coerción reproductiva. Un amplio estudio en el norte de California demostró que entre las mujeres de 16 a 29 años que asistieron a clínicas de salud:

  • Más de una de cada siete ha experimentado sabotaje de la anticoncepción en un momento de su vida.

  • Una de cada cinco dijo que su pareja la había presionado para quedar embarazada.

  • Aproximadamente una de cada tres mujeres que denunció violencia en la pareja también denunció coerción reproductiva.

  • La coerción reproductiva fue denunciada en una de cada ocho mujeres que nunca habían experimentado otras formas de violencia en la pareja; lo que significa que también puede ocurrir en relaciones que no son de otro modo abusivas.

En otras palabras, si has experimentado en tu pareja daños físicos, amenazas, sabotaje en la anticoncepción o presión por quedar embarazada, no estás sola.

Puedes tomar el control, y no tienes que hacerlo sola.

La coerción reproductiva puede ser común, pero eso no significa que esté bien; una buena relación debería hacernos sentir bien, no atemorizad@s ni manipulad@s. Y estar embarazada (por no mencionar el tener y criar a un hijo) es un gran compromiso: tú y solamente tú debes tener la última palabra sobre aceptar o no esa responsabilidad y en qué momento.

Si estás sufriendo abuso en tu relación, un proveedor de cuidado de salud puede ayudarte a obtener un método anticonceptivo que tu pareja no pueda sabotear; incluso uno que tu pareja ni siquiera se entere que estás usando. Si quieres salir de una relación abusiva, aquí tienes una lista de sitios web que te ayudarán, todos tienen líneas de asistencia gratuita 24/7 para conectarte con centros de ayuda local.

Si alguien cercan@ a ti está en una relación abusiva, diles que te preocupa lo que estás viendo porque ellos te importan y piensas que merecen ser tratados con respeto. Comparte este artículo con ellos.

¿Qué le diría ahora a esa joven?

Si aquella joven viniera hoy a mi clínica, diciéndome que no quiere quedar embarazada pero que no usa anticonceptivos, le preguntaría: “¿crees que tu novio quiere que quedes embarazada?” Le preguntaría si alguna vez tuvo problemas para conseguir que él usara condones, y si alguna vez él la amenazó o la lastimó, intentó controlarla o la obligó a alguna actividad sexual que ella no quería hacer. Si ella me hubiera dicho que tuvo problemas con cualquiera de estas cosas, le hubiese hablado sobre formas de anticoncepción en las que la pareja no puede interferir y la hubiese conectado con algunos de los recursos de ayuda anteriores. Y la ayudaría a sentirse segura para enfrentar estos problemas y me aseguraría de que sepa cómo estar más segura.

Mientras tanto, tenemos que difundir el mensaje a hombres y mujeres por igual de que la coerción reproductiva es una forma de abuso. Abrir una conversación sobre estos temas puede ayudar a otras personas a darse cuenta de que no está bien, y eso les permitirá actuar de forma más saludable.


Dra. Liz Miller, MD, PhD, Jefa de Medicina Adolescente en el Hospital de niños de Pittsburgh de UPMC. Ha sido defensora de la salud de la mujer por más de 25 años, realizando actividades de investigación y educación sobre la trata de personas, la asistencia a personas sin hogar y jóvenes marginados, y la prevención de la violencia contra mujeres y niñas. Le encanta cantar y la jardinería.
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